Riesgo y exclusión social (y III)

Última jornada de la 18a Escola d’Estiu del Àrea de Benestar Social de la Diputació de Barcelona y último día del taller “Prevenció i detecció de noves formes de risc social”. Como se apuntaba en un post anterior, al concepto de “solos no podemos” han de seguirle toda una serie de acciones que pasarían por crear estrategias de trabajo comunitario como, entre otras, la organización y transformación individual y general, trabajar las relaciones, crear confianza, autonomía, fomentar la responsabilidad y la voluntad de colaboración, trabajar con grupos. La idea sería convertirnos en promotores de cambio y a la vez que los grupos fueran asimismo promotores de ese cambio.
Para conseguir ese buen funcionamiento es necesaria la evaluación, entendida como una actitud cotidiana más que como el fin de toda una actuación: una evaluación sostenida y periódica sobre la identificación del problema, el planteamiento, las actividades y los resultados.
Al final de la línea están los usuarios, personas que atender, ayudar, organizar, etc., para que en la medida de lo posible ellos puedan generar también su cambio. Una idea comentada a lo largo del taller incidiría en este aspecto. ¿Una utopía? Los tiempos que corren y los que parece que van a correr no adelantan muchas alegrías. Por eso los trabajadores, educadores y demás personal del ámbito social que, como dije en el primer post de esta serie, están en la primera línea del combate merecen todo nuestro apoyo, respeto y consideración.
Un saludo a todos.