¿Para qué?

¿Para qué ha servido todo el tinglado que se ha montado? ¿Para qué las manifestaciones, las soflamas y los gritos enardecidos? ¿Para qué las imposturas, los videos casposos y los falsos clamores? En definitiva, para nada. Porque dudo mucho que el señor Méndez o el señor Fernández Toxo sean tan ingenuos de pensar que el Gobierno Zapatero pueda dar un solo paso atrás en su política económica y social. ¿O es que no se enteraron que el pasado mes de mayo España quedó intervenida de facto por las autoridades económicas europeas, con el respaldo de USA y China? La política económica de España está dirigida y tutelada por las instancias internacionales, Eurogrupo y FMI, y ni por asomo el señor presidente Zapatero puede salirse del guión que lleva escrito. Porque la alternativa es el abismo.
Y no se trata de una exageración, sino más bien de una triste, tristísima constatación. Sin el concurso de los mercados financieros internacionales España se derrumbaría si no pudiera colocar las emisiones de bonos y obligaciones que, semana sí y semana también, lanza en búsqueda de liquidez. Y esos mercados compran porque saben que se han tomado, se están tomando y se tomarán todas las medidas necesarias para garantizar que España pagará lo que debe y lo que aún va a seguir debiendo. Y no lo digo yo, sino que el propio Zapatero, la semana pasada en Nueva York en la reunión que mantuvo con grandes financieros y capitostes de fondos de inversión, garantizó la seguridad y continuidad de las medidas que España está llevando a cabo ¿Es que acaso nuestros líderes sindicales no leen la prensa?
Ahora bien, si de lo que se trataba ayer era de salvar la cara frente a la masa de trabajadores pues puede que sí que haya servido de algo todo el teatro. Aunque cuando los que participaron en la huelga, para pedir al Gobierno la rectificación de su política y la retirada, por ejemplo, de la Ley de Reforma Laboral, vean que no solo no se retira sino que la reforma de las pensiones llegará como una apisonadora ¿A dónde mirarán? ¿Qué les preguntarán a sus líderes sindicales? ¿Y qué contestarán éstos?
Los sindicatos han de entender que se deben reciclar, si no desaparecerán. Ellos son ahora los únicos que pueden negociar hasta la última coma de cada medida de las que vienen para paliar, en la medida de lo posible, las consecuencias. Pero han de aceptar que llegan, están aquí ya, tiempos muy duros a nivel internacional y que muchos derechos sociales se van a reducir o desaparecer. Porque España siempre ha sido una economía débil aunque nos hicieran creer otra cosa.